Muchas de las cosas que hacemos en la vida son posibles gracias a que tenemos confianza, bien en nosotros mismos o bien en otras personas. Confiamos en que el resultado final va a ser acorde a nuestras expectativas y, si eso no es así, se desencadena una crisis de credibilidad, una crisis reputacional, en definitiva, una crisis de confianza.
Si extrapolamos este comportamiento a la política, por ejemplo, somos conscientes de la importancia de este concepto. El ciudadano deposita su confianza en forma de voto a unos dirigentes de los que se espera que hagan lo mejor para la sociedad. Estos políticos deben trabajar este concepto continuamente y, si su comportamiento social no resulta acorde a las expectativas creadas previamente, su legitimidad comienza a cuestionarse.
En el ámbito empresarial ocurre algo similar. Las cotizadas deben mucho, no solo a sus clientes, sino a sus accionistas. Estos esperan el éxito de la empresa en forma de dividendos. Si esto no ocurre, si no se cumplen las expectativas o surge algún hecho inesperado que puede perjudicar el negocio, la temperatura bursatil comienza a aumentar. Si no se gestiona mediante una política de comunicación adecuada, se produce una crisis de confianza.
En las últimas semanas, una crisis de esta índole en materia política, como ha sido la cuestionada comunicación del Gobierno de España respecto a los recortes, ha dado paso a una crisis de confianza financiera en el ámbito privado como es la situacion de Bankia. A la búsqueda de una solución para la entidad, se añade la ardua tarea de generar confianza a todos sus grupos de interés.
En definitiva, en una época en la que se manejan inimaginables cantidades de dinero, el principal activo para conseguir los objetivos propuestos es intangible. Un correcto manejo de los tiempos y una comunicación clara y eficaz son fundamentales para la generación de confianza pero no las únicas acciones. En el pasado Congreso Mundial sobre Comunicación Política, una de las principales conclusiones que se obtuvieron fue que la verdad es clave del éxito del candidato. Yo definitivamente lo extrapolaría a todas las parcelas de la vida.