En muchas ocasiones, hemos oído que las épocas de crisis nos obligan a reinventarnos. Un ejemplo claro son las empresas. Muchas de ellas están obligadas a echar el cierre porque su práctica habitual ya no funciona. Cuando parece que está todo inventado, solo la imaginación y el arrojo consiguen obrar el milagro. ¿Y por qué no adaptar nuestro negocio a los nuevos tiempos?
Hace treinta años era difícil porque las alternativas eran escasas pero ahora, con el auge de las redes sociales y de la comunicación 2.0, se nos abren un abanico de posibilidades increíble. ¿Y por qué no adaptar nuestro negocio a la venta online? ¿o quizá solo nuestro marketing? ¿o la manera con la que nos comunicamos con nuestros clientes?
Lo fundamental es entender que el social media es un medio y no un fin. Por lo tanto, tenemos a nuestra disposición herramientas, la mayor parte de ellas gratuitas, con un sinfín de utilidades y con una posibilidad de uso todavía en explotación. ¿Cómo podemos ponerlas de parte de nuestro negocio?
El segundo paso es conocer estas herramientas, su uso, su ámbito de influencia y decidir cuál o cuáles son las adecuadas para mi empresa. Por ejemplo, si soy autónomo, Linkedin es la mejor herramienta para construir marca personal. Si solo quiero un canal de atención al cliente, Twitter es la mejor herramienta, sencilla, inmediata y barata. Si nuestra empresa está dedicada al ocio, es obligatorio que tenga un perfil en Facebook en el que anuncie sus novedades e interactúe con su público. Si trabajo con imagen, Pinterest es mi mejor escaparate. Es imprescindible que cuidemos nuestra web corporativa tanto como nuestro lugar físico de trabajo.
El siguiente punto es quizá el que más miedo da: «Soy nuevo en esto, ¿cómo empiezo?». Pues conversando y creando contenidos de calidad. Si soy fotógrafo y hago unos trabajos espectaculares, ¿Por qué no tener mi pequeño escaparate en Pinterest? Ojo, no te copian, te viralizan. Se trata de una inversión con un retorno que puede superar notablemente cualquier campaña de publicidad. Esto, obviamente, no es tan fácil como parece. Conviene tener un plan de acción y unos protocolos de actuación que permitan que nuestra presencia en redes sociales sea coherente y no improvisada.
El último paso es la constancia. Una vez se está dentro, si queremos que la estrategia funcione, debemos cuidar nuestra imagen y a aquellos que siguen nuestras peripecias por redes sociales. Nadie obliga a nadie a estar interesado en algo. Por ello, que depositen su atención en ti es el reconocimiento a un trabajo bien hecho.
Y da igual la naturaleza del negocio: peluquerías, tiendas de alimentación, farmacias, servicio de taxi, etc. El mundo tal y como lo conocíamos está cambiando. Antes de pensar en cerrar nuestro negocio, siempre hay otra oportunidad.