Los tiempos de crisis también son tiempos de oportunidades. Si bien, cuando las cosas marchan medianamente bien, tendemos a acomodarnos en la inercia, cuando la situación se complica debemos anticiparnos y estar preparados.
Para ello, es imprescindible conocernos a nosotros mismos, qué nos gusta hacer, para qué estamos preparados, y marcarnos unos objetivos que nunca debemos perder de vista. Y esos objetivos tienen mucha parte de comunicación, de negociación, de empatía, de constancia y de trabajo duro.
Llamamos marketing personal a la gestión y promoción de una marca que no es otra que nosotros. Una marca que madura, que evoluciona, que puede sufrir buenos y malos momentos pero que siempre intentará salir adelante porque nunca encontraremos nada que dependa tanto de nosotros mismos como ella.
Desde los políticos y ejecutivos más importantes hasta los recién llegados al mundo laboral, todos deberíamos tener claro nuestro DAFO personal, qué debilidades y fortalezas tenemos y a qué amenazas y oportunidades nos enfrentamos.
A continuación, marcaremos nuestros objetivos, adónde queremos llegar y en qué plazo. Escucharás que es importante que sean realistas. Al contrario, yo pienso que podemos conseguir todo lo que nos propongamos así que no pongas barreras en este aspecto.
Y para conseguir estos objetivos, es necesario que pongas en práctica una serie de acciones. Se coherente con lo que piensas, con tus valores, muéstrate firme en los buenos y lo malos momentos, pero nunca hagas nada que no te gustaría que te hicieran a ti.
Influye en desarrollar tu entorno. Ayuda a los demás pero procura que no se aprovechen de ti. Vende caro tu persona y tus conocimientos, se consciente que cómo tu, en su conjunto, solo hay una persona en el mundo.
Aprovecha todas las oportunidades que se te presentan, los medios que están a tu alcance para demostrar quién eres. No se necesita grandes inversiones económicas para realizar un buen marketing personal, solo mucha creatividad y perseverancia.
No te des por vencido, insiste para escuchen tu voz si estás convencido de que lo que dices merece la pena. Solo los que no se rinden, llegarán al final del camino.